tag:blogger.com,1999:blog-1942327996790139432024-03-21T17:17:31.727-03:00Planeta Humano. Yo escribo, tú decides el rumbo.Daniel Leal Arancibiahttp://www.blogger.com/profile/13729654497620784329noreply@blogger.comBlogger12125tag:blogger.com,1999:blog-194232799679013943.post-10546559306946155972011-04-13T17:20:00.001-03:002011-04-13T17:22:19.927-03:00La Tonada del Apocalipsis<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="font-size:12.0pt; mso-ansi-language:ES"><span class="Apple-style-span" > La mujer tendida en el suelo, jadeante, sedienta, hace un último esfuerzo vano tratando de retener su aliento en un intento desesperado por sobrevivir. Pero de nada sirve ya. La vida se le va por el vientre abierto en una mezcla repugnante de fluido amniótico y sangre. El doctor la mira con pavor, consciente de haber violado gravemente su juramento hipocrático. Inútilmente trata de convencerse a sí mismo de haber hecho lo correcto en beneficio de la humanidad.<br /><o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="font-size:12.0pt; mso-ansi-language:ES"><span class="Apple-style-span" > La criatura yacía dormida en sus brazos, aún ignorante del destino que fuerzas supriores habían dispuesto para su madre y para él. El asustado médico aún no sabía muy bien que hacer con aquel ser recién nacido, quien el creía era la mismísima encarnación del anticristo. Pero estaba hecho, la criatura había nacido ya, se le veía saludable y lozana. Fuera o no quien creía que era, el doctor no podía quitarle la vida. Así es que se la llevó a casa. Le dio abrigo, educación y cariño, le inculcó valores... le otorgó un hogar, una familia.<br /><o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="font-size:12.0pt; mso-ansi-language:ES"><span class="Apple-style-span" > El pequeño creció feliz, alejado de toda intervención maligna, ya fuera del hombre, ya fuera divina. Fue recién llegada la adolescencia que su fatal destino se manifestó para él. Su intromisión se manifestó cada noche, interrumpiendo sus sueños de juventud. Los demonios acudían a él cada noche para reprocharle y recriminarle por haberse alejado del camino que su padre había trazado para él. Sin embargo, la providencia ya había intervenido. Su padre adoptivo, que nunca fue capaz de revelar el secreto de su origen y el misterio de la tenebrosa noche de su nacimiento, que finalmente se llevaría consigo a la tumba; le explicó, con lujo de detalle, la única verdad cierta que la divinidad le había revelado a la humanidad: al momento de su creación había sido dotada del tesoro divino del libre albedrío. Y sólo gracias a aquella única revelación, él supo que podía torcer la mano de su tenebroso destino.<br /><o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="font-size:12.0pt; mso-ansi-language:ES"><span class="Apple-style-span" > Así fue como la criatura que vino al mundo a traer el fin de los días, desgracia, desdicha y desolación, acabó llevando una vida de virtud y servicio.<br /><o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="font-size:12.0pt; mso-ansi-language:ES"><span class="Apple-style-span" > Fue recién el día en que este anticristo falleció, el momento en que se inició la paradoja: las puertas del Reino de los Cielos se abrieron para él de par en par. Allí la Corte de Ángeles lo guió al sitial que se reserva sólo para los bienaventurados, aquellos dignos de ser llamados hijos de Dios. La encarnación del mal en la Tierra había llegado a Su Reino por méritos propios, se había ganado el Cielo.<o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="font-size:12.0pt; mso-ansi-language:ES"><span class="Apple-style-span" > Entonces rápidamente surgió la controversia en los planos superiores, generando dudas existenciales que llevaron a la gran pregunta, aquella cuya respuesta sólo se conocería el día en que Gabriel haría sonar su trompeta celestial para que los muertos se alcen de sus tumbas para iniciar el éxodo masivo al Reino de Dios: si la encarnación del mal había renunciado a su misión como máximo líder y agente del mal, ¿qué pasaría con el balance universal? ¿Sería el fin de la eterna lucha entre el bien y el mal? ¿Sería la victoria definitiva del bien el principio del fin de todo lo que es, fue y será? ¿Incluido el Reino de lo Cielos? ¿Sería el fin del propio Dios?<br /><o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span style="font-size:12.0pt; mso-ansi-language:ES"><span class="Apple-style-span" > Lo más terrible de todo fue la decisión que el Él mismo tomó, atormentado por haber formulado una pregunta cuya respuesta ni siquiera Él conocía. Entonces el Todopoderoso le asignó a su bienaventurado anticristo la responsabilidad de ser él quien definiera el día y la hora en que el arcángel Gabriel debía tocar la melodía del Apocalipsis.</span><o:p></o:p></span></p>Daniel Leal Arancibiahttp://www.blogger.com/profile/13729654497620784329noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-194232799679013943.post-72873361180350242712010-12-10T12:59:00.001-03:002010-12-10T13:03:23.630-03:00El Humano Primario<p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span lang="ES-MX"><span class="Apple-style-span" >Yo soy el Humano Primario. Esa es, al menos, la denominación que se me dio al momento de la Creación, cuando aún nada había sido creado. Al nacer, una voz solemne dijo: “a imagen y semejanza”… puras patrañas. Soy el humano primario. No tuve conciencia al nacer. No tuve mente al nacer. Era único e irrepetible. Aún lo soy. <o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" >Sólo se me dotó de un único sentido: el libre albedrío. Puedo hacer y deshacer a mi manera, a mi antojo. Nadie me juzga, nadie me juzgará, de aquí a la eternidad.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" >Nunca hubo una Eva. Nadie descendió de mí. Soy un ser asexuado y por lo tanto no puedo procrear. Sin embargo, todos descienden de mí. Creo que soy el Ser Supremo en este lugar. Pero, por alguna maldita razón que no logro comprender, no puedo ser Dios. ¿Por qué? No lo sé. No soy nada…, pero lo soy todo…</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" >¿Lo soy?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" >Todos los que están allá, todos esos que tienen una forma idéntica a la mía, pero que no son yo (los muy estúpidos se separaron y ahora son “hombres o mujeres”) se hacen tal cantidad de preguntas y tan carentes de lógica, que me resulta imposible comprenderlos. ¿Qué es eso a lo que llaman amor? ¿Qué es el bien y el mal? ¿Por qué mierda necesitan creer en algo o alguien superior?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" >A mí no me importa. Sólo sé que no tengo principio ni fin… pero no soy Dios. Al igual que ellos, también tengo preguntas. La que más me he estado molestando últimamente: ¿por qué ellos se hacen tantas preguntas, si tienen todas las respuestas? ¿Por qué se sienten tan carentes, si tienen todo lo que necesitan? ¿O no lo tienen?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" >Uf, creo que la ambrosía me está matando, no sé qué es real y qué no lo es. Lo único que sé con certeza, es que no soy Dios.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" >¿Que por cómo o por qué lo sé? Simple: ensayo y error. Además, la he cagado tantas veces, que las cagadas de ellos me parecen insignificantes.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify"><span class="Apple-style-span" >Pero al menos por esta noche me puedo ir a dormir en paz. La he cagado…, pero nunca tanto.</span></p>Daniel Leal Arancibiahttp://www.blogger.com/profile/13729654497620784329noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-194232799679013943.post-44720727472575693652009-10-20T15:15:00.008-03:002009-10-20T15:48:44.977-03:00Un dilema positrónico... a la chilena (Cap. 6-Final)<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgu8VAEAAnLSsP4FUssShP5FyT4GHgs47MCvQg1hm1023qEDpMtvQ1J5LO8WidwPyJP7SRoyZAAdguWGl_jlFmt-SvjndxQbWgzG4OpV0T7qt8-53ej81KxcLk7iDDvCFQpCm-t97OTQLhi/s1600-h/Mano_robot_Ok.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 239px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgu8VAEAAnLSsP4FUssShP5FyT4GHgs47MCvQg1hm1023qEDpMtvQ1J5LO8WidwPyJP7SRoyZAAdguWGl_jlFmt-SvjndxQbWgzG4OpV0T7qt8-53ej81KxcLk7iDDvCFQpCm-t97OTQLhi/s320/Mano_robot_Ok.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5394747788950491218" border="0" /></a><span style="font-size:100%;"><br /></span><div face="times new roman" style="text-align: justify;">><!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> <w:view>Normal</w:View> <w:zoom>0</w:Zoom> <w:hyphenationzone>21</w:HyphenationZone> <w:punctuationkerning/> <w:validateagainstschemas/> <w:saveifxmlinvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:ignoremixedcontent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:alwaysshowplaceholdertext>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:compatibility> <w:breakwrappedtables/> <w:snaptogridincell/> <w:wraptextwithpunct/> <w:useasianbreakrules/> <w:dontgrowautofit/> </w:Compatibility> <w:browserlevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:latentstyles deflockedstate="false" latentstylecount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><style> <!-- /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} @page Section1 {size:612.0pt 792.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:36.0pt; mso-footer-margin:36.0pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} --> </style><!--[if gte mso 10]> <style> /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin:0cm; mso-para-margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:10.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:#0400; mso-fareast-language:#0400; mso-bidi-language:#0400;} </style> <![endif]--> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt; color: rgb(255, 102, 0);">Fue un período largo, con varios períodos de inactividad, pero aún así este relato ha contado con la participación de muchas personas que han disfrutado con él y que han decidido el curso de la historia. Muchas gracias a todos y no me queda más que animarlos a que sigan participando en los nuevos proyectos. Y es que hoy llegamos al final de este Dilema, lo que no significa que sea lo último que se sepa de éste relato. Espero en poco tiempo tener una sorpresa que enriquezca aún más la experiencia de leerlo.</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt; color: rgb(255, 102, 0);"><br /></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span style="" lang="ES-CL"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: center; text-indent: 35.4pt; color: rgb(255, 0, 0);"><span style="" lang="ES-CL"><span style="font-weight: bold;">Humanos, Robots, ¿qué diferencia hay?</span><o:p></o:p></span></p> <div style="text-align: center;"><span style="color: rgb(255, 0, 0);font-family:times new roman;font-size:100%;" ><br /></span><!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> <w:view>Normal</w:View> <w:zoom>0</w:Zoom> <w:hyphenationzone>21</w:HyphenationZone> <w:punctuationkerning/> <w:validateagainstschemas/> <w:saveifxmlinvalid>false</w:SaveIfXMLInvalid> <w:ignoremixedcontent>false</w:IgnoreMixedContent> <w:alwaysshowplaceholdertext>false</w:AlwaysShowPlaceholderText> <w:compatibility> <w:breakwrappedtables/> <w:snaptogridincell/> <w:wraptextwithpunct/> <w:useasianbreakrules/> <w:dontgrowautofit/> </w:Compatibility> <w:browserlevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 9]><xml> <w:latentstyles deflockedstate="false" latentstylecount="156"> </w:LatentStyles> </xml><![endif]--><style> <!-- /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman";} @page Section1 {size:595.3pt 841.9pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:35.4pt; mso-footer-margin:35.4pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} --> </style><!--[if gte mso 10]> <style> /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin:0cm; mso-para-margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:10.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:#0400; mso-fareast-language:#0400; mso-bidi-language:#0400;} </style> <![endif]--> <p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt; text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;">Carlos se asomó serenamente al cuarto de Jaime y con su característica voz sintetizada, dijo:<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt; text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;">—¿En qué puedo servirle, señor?<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>Al ver entrar y oír hablar al robot, el pequeño se arrebujó contra el pecho de Alan, intentando ocultarse de éste. Su padre, no sin cierto esfuerzo, buscó la mirada de<span style=""> </span>Jaime entre sus brazos. Cuando por fin consiguió ver su rostro, notó de inmediato que sus mejillas estaban muy coloradas y que poco faltaba para que estallara en llantos, armando una pataleta que, sin duda, sería inolvidable.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—Hijo, escúchame —dijo Alan intentando abortar el inminente escándalo—. Carlos vino para pedirte disculpas, porque él no quería hacerte daño. Todo lo contrario, lo único que quiere es ser tu amigo y jugar contigo, ¿no es verdad? —preguntó dirigiéndose al robot.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>De pronto se hizo un silencio que resultó ser mucho más incómodo que cualquier berrinche que podría haber hecho Jaime. Su rostro estaba un poco más sereno, pero se notaba que le estaba costando trabajo tranquilizarse. Se podía apreciar en su respiración, aún un poco agitada. Todavía había un riesgo inminente de pataleta. <o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>Los intentos de Alan por calmar a su hijo estaban dando sus frutos, pero no se había dado cuenta de que sus palabras habían tenido un efecto muy diverso en el robot. Su cerebro positrónico había recibido el mensaje con toda claridad y el conflicto se desató de inmediato. Antes no había podido determinar con total certeza si sus actos u omisiones habían causado algún daño al pequeño Jaime o a algún otro miembro de la familia, pero ahora había escuchado a otra persona, su propio dueño, decir que lo había hecho. Él debía ser, en consecuencia, el causante del sufrimiento del niño. <o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—Señor, temo que tendré que retirarme.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>Carlos, sin esperar una respuesta, inició su andar hacia la puerta, pero una suave voz infantil lo detuvo:<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—Espera, Carlos, no te vayas.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>El robot detuvo su marcha en seco y volteó la cabeza para mirar a Jaime. El niño se apartó del regazo de su padre y se acercó a Carlos. Lo miró durante un buen rato de pies a cabeza, con mucha calma. El cerebro del robot seguía en conflicto a causa de lo que estaba ocurriendo, sin poder determinar si el mal que había causado era tan grave como para desobedecer la orden que Jaime le había dado. Para evitar sufrir mayores daños, Carlos se mantuvo quieto, a la espera de lo que sucedería a continuación. <o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—Te perdono, Carlos —dijo Jaime con total inocencia y candidez.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>Alan reaccionó con un suspiro de alivio y Lucía, que oía todo cuanto ocurría dentro de la habitación sonrió y derramó unas lágrimas de emoción al escuchar las palabras de su pequeño. Carlos, por su parte, no tuvo más tiempo para hacer nada, salvo dar media vuelta y esconderse detrás de la cortina, pues Lucía había entrado en el cuarto para abrazar a Jaime. La mujer tomó al niño en sus brazos y lo estrechó con fuerza contra su pecho.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—Te amo, hijito. <o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>Alan se acercó a ellos y los rodeó con sus brazos. Notó que Lucía, en lugar de reaccionar con malestar, apoyó afectuosamente su cabeza sobre el hombro de su marido.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—Mamá, papá, los quiero mucho.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—Y nosotros te queremos a ti, campeón— contestó Alan. Acto seguido, miró hacia la ventana y dijo—: Carlos, ven, ya puedes salir. Ya todo está bien.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—No puedo, señor.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—¿Por qué no puedes?<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—Hay, Alan, por Dios —soltó Lucía con falso enfado—. ¿Cuándo vas a aprender? Hay que hablarle fuerte para que haga caso. ¡Carlos, ven para acá! Quiero verte ahora mismo.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>La orden de Lucía fue tan severa, que el robot no pudo hacer más que cancelar la orden anterior de salir de su vista, y se plantó frente al grupo familiar.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—Si mi hijo, que aún es un niño pequeño, es capaz de aceptarte en nuestra casa, no veo por qué yo no podría hacerlo, también. Bienvenido a la familia, Carlos. <o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>La actividad del cerebro del robot disminuyó considerablemente, reduciendo los conflictos que se habían provocado en sus sendas positrónicas y cuyos efectos sólo podrían determinarse con el paso del tiempo. Pero de momento, ya todo estaba mejor, el robot ya no se consideraba una fuente de daño para la familia.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>Jaime se bajó de los brazos de su madre y se paró nuevamente frente al robot.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—Carlos, agáchate.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>Como sus articulaciones no le permitían adoptar una posición de agachado como la de los humanos, Carlos apoyó una rodilla en el suelo y mantuvo la otra pierna flectada. El niño se le acercó y lo miró durante largo rato directo a los ojos. Algo en la mirada de Jaime convenció a sus padres de que ya no sentía pena ni rabia hacia el robot. Todo lo contrario, después de observar con detenimiento los ojos de Carlos, el niño se le acercó aún más y, <span style=""> </span>rodeando con sus brazos al robot, se colgó de su cuello. <o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—Párate —le dijo.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>Carlos se puso de pie y sostuvo a Jaime con sus brazos para evitar que cayera. <o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—Ahora volvemos a ser amigos, Carlos. Y no me importa que mis compañeros me molesten. <o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—¿No? —preguntó el robot—. ¿Por qué?<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);font-family:times new roman;" class="MsoNormal"><span lang="ES-CL" style="font-size:100%;"><span style=""> </span>—No. Porque ellos están picados y por eso me molestan, porque no tienen un amigo como tú y porque yo quiero que siempre seamos amigos.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0); font-family: times new roman;"> </div><p style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);" class="MsoNormal"><span style="" lang="ES-CL"><span style=";font-family:times new roman;font-size:100%;" > </span><span style=";font-family:times new roman;font-size:100%;" >Lucía y Alan contemplaban la escena con ternura, pero su sorpresa fue mayúscula cuando, al terminar Jaime de hablar, observaron que en el rostro de Carlos se había dibujado una fugaz sonrisa. Ambos se miraron perplejos, preguntándose si lo habían imaginado o... ¿sería realmente que aquel “ser” sin sentimientos ni emociones había comprendido lo que era la alegría y la satisfacción?</span><o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"> </div></div><br /></div>Daniel Leal Arancibiahttp://www.blogger.com/profile/13729654497620784329noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-194232799679013943.post-32823233833725011822008-11-26T13:40:00.009-03:002008-12-08T22:48:29.260-03:00Un dilema positrónico... a la chilena (Cap. 5)<div style="text-align: justify;"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbHm3aC5hYGu3QdshoVVQIa6sg9HiOnrnCNrVBABtJ04REhSuPV-HRFThY9QrVLpY-m9jvwATn2ChTbicEC1B8XSksQh1m2d7EVJ62awJe1jeKBqli0jxcGQG62U5eE7ICHDH26j-pBTTi/s1600-h/2760081515_5290022ccc.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 320px; height: 231px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbHm3aC5hYGu3QdshoVVQIa6sg9HiOnrnCNrVBABtJ04REhSuPV-HRFThY9QrVLpY-m9jvwATn2ChTbicEC1B8XSksQh1m2d7EVJ62awJe1jeKBqli0jxcGQG62U5eE7ICHDH26j-pBTTi/s320/2760081515_5290022ccc.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5273006202421410402" border="0" /></a><br /><span style="color: rgb(255, 102, 0);"> </span><br /><div style="text-align: center;"><span style="color: rgb(255, 102, 0);"><span style="color: rgb(255, 0, 0);">El niño y la bestia de metal</span></span><br /></div> <style> <!-- /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:"Times New Roman"; mso-fareast-font-family:"Times New Roman"; mso-ansi-language:ES-CL;} @page Section1 {size:595.3pt 841.9pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:35.4pt; mso-footer-margin:35.4pt; mso-paper-source:0;} div.Section1 {page:Section1;} --> </style><p></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>Lucía miró indignada al robot y, al contemplar su rostro inexpresivo, le gritó:</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL">—¿Ves el daño que le hiciste a mi hijo?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>Carlos se quedó inmóvil y sin respuesta. Lucía se preocupó al verlo tan impasible, tan frío y sin atisbo de vida, algo exagerado, incluso para una máquina como él. Entonces, haciendo un esfuerzo por controlar su mal humor, le dijo con tranquilidad:</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Sal de mi vista, Carlos. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>Obedientemente, el robot se retiró a no mucha distancia, pero fuera del alcance visual de la mujer. Ella, aliviada al ver que éste aún seguía funcionando, cogió el teléfono y presionó el botón que marcaba el número del trabajo de Alan.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Hola, amor, ¿qué pasa? —preguntó Alan una vez que lo comunicaron. El rostro de su mujer en la pantalla no disimulaba su evidente enfado.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Tenemos un problema de metal —dijo ella.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>Alan dio un largo suspiro antes de preguntar:</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—¿Qué pasó ahora?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Jaime tuvo problemas en el colegio por culpa de tu maldita máquina. ¡Todos lo niños se burlaron de él! El pobrecito se puso a llorar en cuanto me vio, estaba desesperado.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Pero, ¿por qué?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—¿Cómo crees que se iban a tomar el hecho de que tuviera un robot en su casa? ¿Sabes cómo le pusieron? “Robotín”. Está indignado y no quiere volver al colegio. Voy a ir a hablar con su profesora.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Espera, Lu, cálmate. Déjame conversar con él cuando llegue a la casa, ¿bueno?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Está bien. Pero espero que hagas algo al respecto.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>Tras cortar la comunicación, Lucía se sintió un poco más tranquila, esperanzada en que Alan haría algo para resolver la situación. Pasó gran parte de lo que quedaba del día junto al pequeño Jaime, tratando de entusiasmarlo para que jugara o se distrajera en alguna actividad que le permitiera olvidar lo que le había pasado, pero el niño no mostró mayor interés. Y durante el resto de la tarde, de Carlos no vio ni su sombra.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>Al llegar Alan de vuelta a casa, el recibimiento que tuvo fue bastante frío. Jaime no corrió como de costumbre a recibirlo con un abrazo y Lucía se limitó a dirigirle un simple “hola”, acompañado de un beso bastante amargo. Alan supuso que lo mejor sería ir directo al grano. Acompañado por su mujer se dirigió a la habitación de su hijo y, al verlo, lo saludó con dulzura.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Hola, hijo. ¿Cómo estás?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Bien —respondió el pequeño entre sollozos.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—¿Qué pasa, campeón?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Mis amigos ya no me quieren, se ríen de mí. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>Alan se sentó en la cama del niño y le hizo una seña para que se sentase junto a él.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Cuéntame: qué pasó.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Yo llegué súper contento al colegio y le conté a mis compañeros que tú habías llegado y me habías traído un robot. Ellos también se pusieron contentos, porque creían que era de mentira, pero cuando les dije que era de verdad, se rieron de mí y me decían que tu estás loco y a mi… me pusieron “Robotín”…</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>El pequeño no pudo continuar hablando, porque en el momento en que terminaba de contar lo del sobrenombre, rompió en llantos. Alan lo tomó entre sus brazos y lo apretó contra su pecho.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Hijo. Mírame. ¿Tú crees que yo estoy loco?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>El niño negó con la cabeza.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Y tú, ¿eres un “Robotín”?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—No…, pero igual se burlan de mí. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—¿Te gusta Carlos?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Antes sí, pero ahora no. ¡No lo quiero!</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—¿Pero por qué? Si él te quiere.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>El niño agitó con vehemencia su cabeza en forma de negación.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—¿Quieres que se lo pregunte? Así vas a poder ver que él no es malo. Y que tampoco es malo tenerlo en la casa.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>Alan sintió que su hijo se arrebujaba en su pecho, pero no contestó. Entonces, elevando la voz, llamó al robot:</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—¡Carlos! ¿Puedes venir, por favor?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>La respuesta tardó en llegar y Lucía miró a su marido con preocupación. No le había comentado nada acerca del extraño comportamiento que había tenido cuando le llamó la atención. Pero se tranquilizó al oír la voz metalizada del robot.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Lo siento, señor, pero no puedo.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—¿Cómo que no puedes? —preguntó Alan frunciendo el ceño.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Mientras señora Lucía se encuentre junto a usted, no me puedo acercar.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>Alan miró extrañado a su mujer y se puso de pie para ver que se traía Carlos entre manos.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—¿Puedes explicarme lo que pasa, Carlos?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Señora Lucía me ordenó que saliera de su vista, por lo que no puedo aparecer ante ella. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Entonces quiero que ignores su orden y vengas conmigo.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Lo siento, señor, pero no puedo.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>La reiteración de la respuesta irritó a Alan, quién no entendía por qué el robot no le obedecía. El problema era el grado de autoridad con el que habían sido impartidas las órdenes. Así se lo hizo saber Carlos cuando Alan le pidió que se explicara.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Además, el contradecir su orden podría causarle algún daño que no puedo precisar y ya he contravenido lo suficiente la primera ley como para causarme algún desperfecto.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—¿A qué te refieres?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—A su hijo Jaime, señor. Mi presencia aquí le ha causado algún daño que me es difícil precisar. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>Toda esa explicación no había hecho más que confundir a Alan, a quién ya se le estaba haciendo muy difícil encontrar la solución para el problema de su hijo. Sin embargo, atinó a decir:</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Pero Carlos, quién le ha hecho daño a Jaime no eres tú. Fueron sus compañeros. Los niños son así.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Puede ser, señor, pero el causante he sido yo.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Bueno, si es por eso, el causante soy yo. Fui yo quien te trajo. Hagamos lo siguiente: voy a decirle a Lu que salga de la pieza de Jaime y tú vienes conmigo. ¿Te parece?</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>Al robot no podía parecerle o no parecerle, sólo debía hacer lo que se le dijera que hiciese. Sin embargo, respondió:</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>—Está bien, señor.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>Alan convenció a Lucía para que abandonara la habitación, lo que ella hizo de muy mala gana. Estaba muy enfadada y no quería dejar sólo a su hijo con esa abominación de metal, pero por el bienestar familiar, terminó por acceder. </span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);"><span lang="ES-CL"><span style=""> </span>Una vez que la mujer abandonó la habitación, Alan llamó al robot a viva voz y de inmediato se sintieron sus pisadas en la escalera. Estaba nervioso por cómo reaccionaría su hijo al ver a Carlos asomarse por la puerta.</span></p><br /><span style="color: rgb(255, 102, 0);"></span> </div><br /><br /><div class='widget Poll' id='Poll1'><br /><div class='widget-content' id='widget-content'><br /><h2>¿Cuál será la reacción de Jaime al ver al robot?</h2><br /><iframe allowtransparency='true' frameborder='0' height='180' name='poll-widget-7199251634313582427' src='http://www.google.com/reviews/polls/display/-7199251634313582427/blogger_template/run_app?txtclr=%23aabbcc&lnkclr=%23ddaa77&chrtclr=%23ddaa77&font=normal+normal+110%25+Verdana%2CArial%2CSans-Serif&hideq=true&purl=http%3A%2F%2Fplanetahumano.blogspot.com%2F' style='border:none; width:100%;'></iframe><br /><div class='clear'></div><br /><span class='widget-item-control'><br /><span class='item-control blog-admin'><br /><a class='quickedit' href='http://www.blogger.com/rearrange?blogID=194232799679013943&widgetType=Poll&widgetId=Poll1&action=editWidget' onclick='return _WidgetManager._PopupConfig(document.getElementById("Poll1"));' target='configPoll1' title='Editar'><br /><img alt='' height='18' src='http://img1.blogblog.com/img/icon18_wrench_allbkg.png' width='18'/><br /></a><br /></span><br /></span><br /><div class='clear'></div><br /></div><br /></div>Daniel Leal Arancibiahttp://www.blogger.com/profile/13729654497620784329noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-194232799679013943.post-80437552041472889682008-03-22T14:35:00.003-03:002008-03-22T15:08:17.459-03:00"Traje Rojo" disponible para todos<div align="justify"><span style="color:#cc6600;">"Traje Rojo" es una novela corta que escribí en menos de dos meses para el concurso premio TauZero del año 2007, en el cual no pasó ná. Personalmente creo que es una obra simple, sin muchas pretensiones, pero muy entretenida. Y como a mi me gustó, la voy a compartir con todos los que quieran pasar un momento entretenido leyendo. Disfrútenla</span> <a href="http://planetahumano.googlepages.com/Trajerojo.pdf">descargándola aquí</a></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#cc6600;">Ah, de muestra, un botón:</span></div><div align="justify"><span style="color:#cc6600;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#cc6600;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#cc6600;"></span><em><br /><span style="color:#cc6600;">"Había perdido un tiempo valioso al regresar a desenganchar el cable, estaba a unos diez minutos del área de carga y la puerta se abriría en menos de siete. Para impulsarme solté largos chorros de aire comprimido que me impulsaban en pasos tan largos como altos, abandonando toda precaución. Me estaba moviendo al límite, realizando maniobras imprudentes e impensadas para un astronauta novato como yo. Y para empeorar la situación, no tenía el cable de seguridad atándome a la nave, cualquier maniobra errada me haría perder el control y extraviarme en el espacio. Si alguna vez tuve mucho miedo de hacerme daño por alguna acción propia, esa fue la ocasión. </span></em></div><div align="justify"><em><span style="color:#cc6600;"><br />Ya cerca de mi destino pude ver desde cierta distancia del casco de la nave la esclusa todavía abierta de la cámara de vacío. Tenía solo una oportunidad, así que solté un largo chorro de aire, gastando lo último que quedaba en mi mochila propulsora debido al mal uso que había hecho de ella, y me lancé hacia la cámara. La desesperación aumentó aún más cuando vi que la puerta comenzaba a cerrarse con suavidad y yo aún estaba a una distancia considerable. “No la cierres todavía, no la cierres todavía”. En ese momento deseé que mi compañero pudiese leer los pensamientos, mientras veía perderse la única oportunidad que tenía, a esa altura, de regresar seguro al interior de la nave. Para mi alivio, la puerta se cerraba con lentitud y alcancé a abrazar con mis dedos el borde abierto de la esclusa. Me impulsé usando los brazos, forzándolos al máximo para no ser aplastado por la puerta, soportando el intenso dolor que le producía a mis dedos aquella maniobra, dificultada por la ausencia de gravedad. La puerta se cerró por completo casi al mismo tiempo en que mis pies ingresaron a la cámara. Había logrado sortear la peor parte, ya estaba nuevamente en el interior de la nave, aparentemente a salvo."</span></em></div>Daniel Leal Arancibiahttp://www.blogger.com/profile/13729654497620784329noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-194232799679013943.post-77692114434530160132007-10-12T13:56:00.002-04:002008-04-15T00:09:02.235-04:00Un dilema positrónico... a la chilena (Cap. 4)<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDC8aH6UmL-NNiOfn8osLnOnlm1e6WaKi8wlcrsDLGoiMOvj6dBdfU-qEowP2Kp3dXLxO4YJ-LrAAospQlabo29CR5oS7f-Wl2f7Zi0g7YhyrHEIgS4sQiPbk66i8dpkwBM8gz-nuFpcsO/s1600-h/robbie.jpg"><span style="color:#cc0000;"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5120510781537965762" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjDC8aH6UmL-NNiOfn8osLnOnlm1e6WaKi8wlcrsDLGoiMOvj6dBdfU-qEowP2Kp3dXLxO4YJ-LrAAospQlabo29CR5oS7f-Wl2f7Zi0g7YhyrHEIgS4sQiPbk66i8dpkwBM8gz-nuFpcsO/s320/robbie.jpg" border="0" /></span></a><span style="color:#cc0000;"><br /></span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">El de la imagen es Robby, el primer robot aparecido en un relato de Asimov, por allá por 1940. De eso han pasado mucho años ya, pero su legado sigue tan vigente como siempre. Y vigente en este relato, pues Robby, al igual que nuestro Carlos, era un robot doméstico. ¿Qué sería de Robby en el siglo XXI? Dejo planteada la pregunta.</span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;"></span></div><div align="center"><span style="font-size:130%;color:#ff0000;">Con un robot en el hogar</span></div><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#ff6600;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#ff6600;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">La metálica mano del robot se hallaba extendida ante la mujer, a modo de saludo. Lucía, aún reticente, tendió la suya y, con una forzada sonrisa, le dijo:<br />-Hola, Carlos.<br />Alan suspiró aliviado, pensando que tal vez las cosas podían ir mejor de lo que había imaginado. Pero no se dio cuenta de que la pobre mujer aún tenía los músculos tensos y un rictus rígido en su rostro.<br />-Bueno, ¿nos vamos? Quiero llegar luego a la casa –dijo Alan tratando de distender el ambiente. Luego tomó de la mano a Lucía y le pidió al robot, de manera muy solícita, que llevara el equipaje.<br />A la mujer le sorprendió la suavidad con la que su marido había tratado a la máquina, pero pensó que tal vez esa sería la manera habitual de tratar a los robots. Carlos se limitó a cumplir la instrucción y seguir de cerca a los dos humanos con las maletas de su dueño. A él no le disgustaba recibir un trato deferente, ni siquiera comprendía lo que sería el disgusto por algo, él sólo obedecía. Pero, al igual que Lucía, a su modo claro está, se “complicó” por el comportamiento de Alan. Un robot había sido diseñado para obedecer y, si la orden no era clara, cumplirla podía ser muy difícil. Ya se lo habían hecho saber en otra ocasión, pero Alan seguía comportándose igual.<br />Al llegar a casa, Lucía adoptó todas las medidas necesarias para evitar que sus vecinos vieran al robot descender del auto, pues quería evitar a toda costa los malintencionados comentarios de sus vecinas, cual de ellas más copuchenta que la otra. Ella y su familia tenían una imagen que cuidar y no iba a permitir que se deteriorase por el capricho de su marido.<br />Entraron a la casa sin que nadie los viera y, mientras el entusiasta Alan guiaba al robot para mostrarle su hogar, ella partió detrás de ellos cuidando de que el robot no causara ningún destrozo al interior de la casa. Pero después de recorrer algunas de las habitaciones, se dio cuenta de que Carlos era especialmente cuidadoso con sus movimientos. Así, Lucía se sintió más tranquila y los dejó en paz.<br />-Mira, Carlos –dijo Alan sin perder el entusiasmo, mostrándole al robot una fotografía, -este es mi hijo.<br />-¿Cuál es su nombre? –preguntó Carlos.<br />-Su nombre es Jaime. A esta hora anda en su escuela de fútbol, pero ya debe estar por llegar.<br />-¡Alan! ¿Puedes venir, por favor? –exclamó Lucía.<br />-¡Voy!<br />Alan bajó al segundo piso donde se encontraba su mujer seguido por Carlos. Al verlos juntos, ella le dirigió una mirada de enfado a su marido.<br />-Necesito hablar contigo… a solas –dijo ella con frialdad.<br />-Carlos, ¿puedes irte al segundo piso, por favor?<br />El robot no respondió y tardó un par de segundos en reaccionar y dirigirse a la planta alta, pero finalmente acató.<br />-Jaime está por llegar. ¿Qué vas a decirle?<br />-¿Por qué? ¿Qué quieres que le diga?<br />Lucía se limitó a señalar con el índice hacia el segundo piso, dándole a entender a Alan el motivo de su preocupación.<br />-¡Ah, Carlos! –respondió con tono despreocupado. –No te preocupes, ya tengo todo pensado.<br />Eso no calmó los nervios de Lucía, pues no le era difícil imaginar lo que pensaba hacer su marido. Y permaneció así hasta que el pequeño llegó a casa.<br />-¡Papá! –exclamó el niño emocionado al ver a Alan. -¡Volviste!<br />-¡Hola, hijo! Te eché mucho de menos.<br />-Yo también, papito. ¿Me trajiste algo?<br />-Si, te tengo una sorpresa, pero déjame saludar al tío Claudio.<br />-Hola, Alan –saludó el aludido. -¿Cuándo volviste?<br />-Hace una par de horas –contestó Alan saludando a su amigo, quién además era apoderado del colegio de su hijo. –Gracias por llevar Jaime a fútbol, ¿no quieres pasar? Quiero mostrarte algo.<br />-Ahora no puedo, me están esperando en la casa. Dejémoslo para después.<br />-Bueno, no vemos. Saludos a la Fran.<br />Alan entró a su casa resignado por no haber podido mostrarle a Carlos a su amigo. Pero daba lo mismo, lo único que le importaba en ese momento era ver la cara que iba a poner Jaime cuando lo conociera.<br />-¿Quieres ver lo que te traje? –le preguntó.<br />-¡Sí! ¿Dónde está?<br />-Calma, hijo, ya viene. ¡Carlos! ¡Carlos, ven, por favor!<br />“Quién será ese Carlos” pensó Jaime, pensando que sería algún amigo de su papá. Sintió unos pasos en el segundo piso y se acercó con curiosidad a la escalera. Entonces apareció el tal Carlos, dejando al pequeño Jaime de una sola pieza.<br />-¿Te gusta? –preguntó Alan.<br />El niño tardó en contestar, atónito ante lo que veía.<br />-¡Un robot! –gritó Jaime saltando de emoción. ¡Mamá, ven a ver! ¡Un robot! ¡Un robot!<br />Lucía soltó un suspiro de alivio al ver a su hijo reaccionar contento ante la presencia de Carlos.<br />-¿Puedo pedirle que haga algo? –preguntó el niño dando rienda suelta a su curiosidad.<br />-Por supuesto.<br />-Carlos –dijo Jaime tímidamente. -¿Se llama Carlos, verdad?<br />-Sí –respondió Alan.<br />-Carlos, párate en un pie.<br />En forma casi instantánea, el robot alzó una pierna y mantuvo un perfecto equilibrio sobre la otra, ante la asombrada mirada de Jaime.<br />-Mira, mamá, me hizo caso. ¿Te puedes parar de cabeza?<br />-Si, joven señor.<br />“¿Joven señor?”, pensó Jaime. Nunca lo habían llamado así. Y no le gustó, le hizo sentirse viejo, como de veinte años.<br />-Carlos, no me digas pequeño señor –dijo con un inocente tono de enfado. –Me llamo Jaime y así quiero que me digas.<br />-Muy bien, Jaime.<br />-Así está mejor –dijo el niño con una amplia sonrisa. –Ahora, párate de cabeza.<br />Carlos no tuvo inconvenientes para obedecer la orden del niño, salvo porque tuvo que dar saltitos sobre un pie para acomodarse y, con suaves movimientos, apoyó su cabeza sobre el suelo y alzó las piernas.<br />-Ya está bueno, hijo. No molestes a Carlos –dijo Alan. –Carlos, ponte de pie, por favor.<br />El robot no obedeció.<br />-Carlos, ponte de pie, te dije –volvió a decir Alan, esta vez con autoridad y algo de enfado.<br />Esta vez el robot hizo lo que se le ordenaba y volvió a pararse sobre sus dos pies.<br />-¿No te habrá hecho daño el ponerte boca abajo?<br />-No, señor. ¿Por qué lo pregunta?<br />-Porque no te pusiste de pie la primera vez que te lo dije.<br />-Eso ocurrió porque se me había ordenado pararme de cabeza, orden que no fue anulada sino hasta que usted me lo exigió la segunda vez.<br />Alan estaba un poco confundido, todavía le costaba un poco comprender todo aquello que tenía que ver con las leyes de la robótica. Pero, al contrario de lo que a él le pasaba, su hijo no tenía inconvenientes para que el robot le obedeciera en el acto.<br />Durante el resto del fin de semana Jaime pasó largas horas jugando en su casa con el robot, familiarizándose con éste. Fueron horas de enorme felicidad para niño, que compartió con su padre, bajo la atenta mirada de su madre. Pero todo fin de semana termina cuando llega el lunes.<br />El día lunes Alan partió a su trabajo y Jaime al colegio, dejando a Lucía en casa en compañía del robot. Como robot doméstico que era, éste se encargó de realizar las labores de hogar que cotidianamente llevaba a cabo Lucía, quién había dejado su trabajo para dedicarse a ello cuando estaba embarazada de Jaime. Siempre había querido volver a trabajar, pero tenía la responsabilidad de criar y cuidar a su hijo y de mantener la casa limpia y ordenada. Alan creía que el robot le iba a permitir a su mujer desembarazarse de las labores domésticas y que iba a poder retomar su carrera, pero a ella la idea no le agradaba. Ni siquiera cuando vio los resultados del trabajo de Carlos. Es más, le fastidiaba tenerlo cerca y que se adelantara a ella en todas y cada una de las tareas diarias. Pensó que la llegada de Jaime iba a ser un verdadero alivio para ella. Pero no lo fue.<br />El niño llegó exaltado y muy enojado del colegio y, al ver a Carlos, lo primero que hizo, fue darle una patada en una de sus piernas.<br />-¡Tonto! –le gritó. –Todos en el colegio se burlaron de mí por tu culpa.<br />-¿Pero que pasa, hijo?<br />-Que cuando le conté a mis compañeros que había llegado Carlos –le dijo a su mamá poniéndose a llorar sobre su hombro, –empezaron a molestarme. Me decían que el papá era raro, que estaba loco. Un niño me puso “robotín” y todos se rieron de mí.<br />Jaime lloraba con amargura y Lucía miraba al pequeño con tristeza. Sabía que los niños podían ser crueles, pero no esperaba que el robot pudiera causar una reacción así en ellos. Le ayudó a calmarse y secó sus lágrimas, preocupada por el bienestar de su hijo. Tendría que ponerle fin al problema de inmediato. Pero cómo. ¿Iba y hablaba con la profesora de Jaime? ¿O lo conversaba primero con su marido?</span></div><p align="center"><br /><br /><iframe src="http://www.dPolls.com/DisplayCustPoll.aspx?PollID=34772" frameborder="0" width="250" scrolling="no" height="150"></iframe><br /></p><div style="WIDTH: 250px; TEXT-ALIGN: center"><a title="Create polls and vote for free. dPolls.com" href="http://www.dpolls.com/" target="_blank"><img alt="Create polls and vote for free. dPolls.com" src="http://www.dpolls.com/dPollsLink.aspx" border="0" /></a></div>Daniel Leal Arancibiahttp://www.blogger.com/profile/13729654497620784329noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-194232799679013943.post-52598220996762000392007-09-20T14:45:00.000-04:002007-09-20T14:54:53.895-04:00Estuvo bueno, ¿no?<div style="text-align: justify;"><span style="color: rgb(255, 102, 0);">Aaaaahhhhh, después de este laaaaaaargo y autodestructivo período endieciochado, es tiempo de reponerse antes de pensar en la próxima celebración. En todo caso estuvo "too mu' hueno" y espero que, como yo, lo hayan pasado la raja junto a sus seres queridos. </span><br /><span style="color: rgb(255, 102, 0);">Para los que se preguntaron por qué no ha salido el cuarto capítulo del "Dilema", se debe a que en estos días he estado trabajando en mi tesis de grado y porque, además, estuve preparando algo para el Premio TauZero de Novela Corta de Ciencia Ficción, al que estoy postulando con un humilde trabajito. Como ya eso está terminado y sólo queda esperar los resultados, prometo que pronto habrán novedades con la continuación de nuestra historia.</span><br /><span style="color: rgb(255, 102, 0);">Eso por ahora, ahi nos leemos.</span><br /></div>Daniel Leal Arancibiahttp://www.blogger.com/profile/13729654497620784329noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-194232799679013943.post-29105290738095795362007-07-31T21:52:00.001-04:002007-07-31T22:00:42.873-04:00¿Y qué hacemos ahora?<div style="text-align: justify; color: rgb(255, 102, 0);">Ha pasado el tiempo y los votos por el tercer capítulo de Dilema Positrónico no fueron muchos y la encuesta ya se ha cerrado. Pero el problema no es ese pues, como pueden ver, dicha encuesta terminó en empate. Entonces la pregunta es: ¿Ahora qué hacemos? Creo que siendo éste un espacio abierto, lo mejor es escuchar las sugerencias de quiénes visitan y leen el blog y a partir de ellas tomar una decisión, ya que como escribí en la introducción del capítulo en mención, debe ser la elección más trascendental hasta ahora. Así que, amigas y amigos, espero sus opiniones.</div>Daniel Leal Arancibiahttp://www.blogger.com/profile/13729654497620784329noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-194232799679013943.post-79129140322778814082007-05-28T23:33:00.002-04:002008-04-15T00:08:37.550-04:00Un dilema positrónico... a la chilena (Cap. 3)<div style="TEXT-ALIGN: justify"><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikuTpZUtBvdQwG4Zd9MUhELrnVUC9owuZbNaKyMI-ehNkSo8pZndjFdBrZvI7wBEuTTlB-7a-FhKEd0yreol6m8abHDDjjwZKi4y3hSNQUB3-dY_shbNV7aRPVvt9qv3MZBvr0rvfIMhjD/s1600-h/R&E%2520300.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5069822987862420786" style="FLOAT: left; MARGIN: 0pt 10px 10px 0pt; CURSOR: pointer" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEikuTpZUtBvdQwG4Zd9MUhELrnVUC9owuZbNaKyMI-ehNkSo8pZndjFdBrZvI7wBEuTTlB-7a-FhKEd0yreol6m8abHDDjjwZKi4y3hSNQUB3-dY_shbNV7aRPVvt9qv3MZBvr0rvfIMhjD/s320/R&E%2520300.jpg" border="0" /></a><span style="COLOR: rgb(255,102,0)">Paciencia. Que gran virtud. Lástima que se la ve tan poco hoy por hoy. Pero sé que ustedes la tuvieron y les aseguro que se verá recompensada con este nuevo capítulo en que el relato ya comienza a tomar forma. Y la decisión que ahora deben tomar será trascendental para el curso de la historia.</span><br /><span style="COLOR: rgb(255,102,0)">Gracias a todos por su paciencia. Y ahora, a disfrutar, que de eso se trata la vida.</span><br /><span style="COLOR: rgb(255,102,0)">Ah, y no se olviden de votar y de invitar a otros para que compartir esta narración ("apoyemos al artista nacional". Cliché fome y repetido, pero funciona).</span><br /><span lang="ES-CL" style="COLOR: rgb(255,102,0)"><?xml:namespace prefix = o /><o:p></o:p></span><br /><br /><span style="font-size:130%;"><span style="COLOR: rgb(255,0,0)">El Complejo de Frankenstein</span></span><br /></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL">Los escasos segundos que se tomó la funcionaria estuvieron a punto de colmar la paciencia de Alan. Sin embargo, para alivio suyo, la atribulada mujer le dijo:<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Aquí tiene, señor. Buen viaje y disculpe las molestias.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Alan recibió los boletos notando el temblor en las manos de la mujer. Era un atado de nervios y, pese a que lo intentó, no pudo evitar evidenciarlo. <o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Gracias, señorita. Nos vamos, Carlos.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>A medida que el robot se alejaba, la funcionaria fue recuperando la compostura y sus nervios comenzaron a calmarse lentamente.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Por su parte, el ánimo de Alan también se fue calmando mientras caminaba. Pero todavía faltaba pasar por los trámites de extranjería y el pobre supuso que los problemas no habían terminado para ellos. Pero, para sorpresa suya, el agente de extranjería ni se inmutó cuando llegó hasta su ventanilla el lustroso robot.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Good morning, sr. <o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Good morning –contestó Alan en su imperfecto inglés al tiempo que entregaba sus documentos y el certificado de US Robotics con la identificación de Carlos. <o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-So, you are travelling with this robot, rigth?<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Alan miró al robot, esperando que interpretara lo que el agente había dicho.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Dice: “va a viajar con este robot, ¿cierto?”<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Yes –respondió Alan, sorprendido por la serenidad del agente.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-There’s no many peolpe travelling with something like this. The robots scares them.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-“No hay mucha gente viajando con algo como eso. Los robots los asustan”.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Ya me di cuenta.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>El agente de extranjería tomó algunos segundos en verificar la documentación de Alan y el certificado del robot y se los entregó de vuelta, deseándole un buen viaje. <o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Después del trámite, Alan deambuló por los pasillos del aeropuerto, seguido por Carlos, sumido en confusos pensamientos. Nunca había prestado atención a aquellos que se burlaban de su loco sueño de tener un robot, de quiénes le decían que no era más que una idea ridícula. Pero desde que estaba con Carlos, cada vez que se acercaban a alguien, Alan había notado como intentaban hacerse a un lado o se ponían muy nerviosos y evitaban tener contacto con ellos. Incluso llegó a pensar que tal vez efectivamente era un bicho raro por su extraña afición por los robots. Pero el reciente encuentro con el funcionario de extranjería le mostró que no todos les temían. A lo mejor no les agradaban, pero su presencia no les producía alergia. Tal vez él no era el único “bicho raro” al que le agradaban. ¿O lo era?<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Señor, es el último llamado para abordar nuestro vuelo –dijo Carlos interrumpiendo las meditaciones de su dueño.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Alan había estado tan sumido en sus pensamientos, que no había oído los anteriores llamados por altoparlantes. Y, como no quería perder el avión, corrió presuroso a abordarlo. Y, tal como era de esperar, la azafata quedó perpleja al ver que iba acompañado por un robot. La asistente recibió maquinalmente los pasajes que le estaba entregando Alan y le dijo:<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Please, wait here, sir. <o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Y desapareció entrando en la cabina del piloto.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-¿Qué rayos le pasa? –se preguntó Alan atónito.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Sólo dijo que esperáramos aquí.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>“Sí, ya sé” se dijo Alan a sí mismo bastante molesto. No necesitaba que el robot tradujera absolutamente todo lo que le decían.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Al cabo de un rato regresó la azafata y, antes de que dijera nada, Alan le preguntó: <o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-¿Hay algún problema, señorita?<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Ella, al darse cuenta de cual era el idioma original del pasajero y usando el tono más amable que pudo encontrar, le respondió:<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Señor, me temo que el vuelo ha sido sobrevendido, pero hay un par de lugares en clase ejecutiva que pueden usar usted y su…<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>La mujer miró de soslayo al robot, como si de esa manera fuera suficiente para darse a entender. Pese a lo extraño que suponía ser la situación para una línea aérea tan prestigiosa, Alan aceptó de buen grado y buscó los asientos que le había asignado la azafata. Por supuesto que se encontraban en un rincón lejos de las miradas de los demás pasajeros que viajaban en la misma clase que, para fortuna de la tripulación, no eran muchos.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Alan le ordenó al robot sentarse junto a la ventanilla, a pesar de que a él mismo le hubiese gustado ocupar esa plaza, pero imaginaba que sería lo mejor si quería evitarse más molestias.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Una vez que el avión estuvo en el aire, Alan le preguntó a Carlos:<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-¿Crees en lo que dijo la azafata?<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-¿A qué se refiere, señor?<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Eso de que el vuelo estaba sobrevendido.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-No, señor.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-¿Por qué?<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Lo primero que me lleva a concluir eso fue su reacción al verme. Estaba muy nerviosa y eso quedó claro cuando volvió con nuestros pasajes, pues le costó mucho trabajo mentir. Era cosa de ver la expresión de sus ojos y el ligero temblor en sus manos.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-¿Puedes notar cuando alguien miente?<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Sí, señor. Hay señales que para mí son muy evidentes. Puede que sea más difícil con algunas personas, pero no era el caso de la asistente de vuelo.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Luego pasaron varias horas en que no cruzaron palabra alguna. Y no era porque Alan no tuviera ganas de conversar, sino que porque aún le rondaban en la cabeza sus anteriores pensamientos. Le atormentaba en particular la última pregunta que se había hecho: ¿era realmente un bicho raro? Y si así era, ¿por qué era él el bicho raro? Claro, a la mayoría no le agradaban los robots, incluso la mayoría les temía por alguna razón. Pero eran ellos los que padecían del famoso complejo de Frankentstein, no él. Fuera lo que fuera que eso quisiera decir. A Alan le costaba comprender ese temor irracional a que una creación humana tan útil y fascinante pudiera ser superior a sus creadores, tanto física como mentalmente. Un robot era prácticamente inmortal desde el punto de vista de lo efímera de la vida humana y no tenían problemas para desarrollar las labores físicas más pesadas y sus cerebros positrónicos les permitían realizar operaciones mentales a una velocidad 300 veces superior a la de un cerebro humano, sin contar la cantidad de operaciones simultáneas que podían llevar a cabo. Muchos temían que fueran a ser reemplazados en sus trabajos por un robot. Y el miedo a quedar sin empleo estaba presente en muchas personas.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Para Alan era todo mucho más simple. Los robots eran muy útiles para realizar aquellas labores que eran desagradables o muy riesgosas para los seres humanos. Incluso en el hogar podían ser de gran utilidad ayudando a simplificar las tareas domésticas y aumentar la eficiencia del presupuesto familiar. Y por si su utilidad sirviera de poco como argumento a su favor, además estaba las tres leyes de la robótica que garantizaban que fueran mucho más seguros que otos útiles inventos humanos.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Finalmente Alan se cansó de tanto darle vueltas al asunto y se decidió a charlar con Carlos. Por supuesto, la voz metálica del robot provocó que muchos curiosos se voltearan disimuladamente para observarlo. Los otros pasajeros se veían incómodos, pero ya no había nada que hacer más que aguantar hasta que el avión aterrizara.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Al cabo de varias horas de vuelo, el avión se posó con suavidad sobre la loza del aeropuerto de Pudahuel, donde el recibimiento no fue muy distinto a la despedida en Estados Unidos.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Bienvenido a Chile, Carlos –dijo Alan un poco triste al ver que la reacción de la gente era igual que en todos los lugares donde habían estado antes.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Por alguna razón esperaba que al menos al funcionario de Policía Internacional no le incomodara la presencia del robot. Pero no fue así.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Buenas tardes, señor, sus… -dijo el policía y se quedó sin voz al ver a Carlos. <o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Alan entregó su documentación y el certificado del robot al funcionario quién revisó que todo estuviera en orden y los despachó rápidamente. Y como luego debía pasar por la aduana, le ordenó a Carlos que esperara en un lugar apartado.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-¿Dígame, señor? –dijo la agente aduanera. -¿Tiene algo que declarar?<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Alan se limitó a entregarle el certificado del robot.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-¡¿Un robot?! –exclamó ella sorprendida.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Si, un robot –contestó Alan con fastidio.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>La agente aduanera timbró el certificado y el formulario que Alan había llenado en el avión y le explicó que el robot estaba exento del pago de impuesto aduanero debido a los tratados de doble tributación entre Chile y Estados Unidos para la importación de tecnología. Por supuesto que a Alan no le interesaba más que saber que no tenía que pagar impuestos.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Después de su “fascinante” declaración, Alan fue por Carlos y comenzó el paseo por el aeropuerto. Todos se volteaban para verlos sin disimulo y la gente cuchicheaba entre sí. Era muy incómodo escuchar los constante “mira eso” o los chillidos de “¡un robot!” que profería una que otra jovencita cuando les veían. Al menos habían llamado la atención.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Pero había algo que preocupaba más a Alan en ese momento: su esposa. Era sabido que ella no era precisamente una más de los bichos raros fanáticos de los robots. Por el contrario, era de las personas “normales” a los que les desagradaba la idea de compartir el mismo espacio con un ser artificial. Bueno, por lo menos nunca había dicho que le daría miedo estar en presencia de uno de ellos. En todo caso Alan estaba muy nervioso pensando en como reaccionaría su esposa. Su corazón latía como un redoble de tambor y, cuando salió del área de “llegadas internacionales”, parecía que se le iba a salir del pecho. Cuando la vio, corrió a saludarla estrechándola en un fuerte abrazo. Ella también estaba nerviosa, eso se notaba.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Ven, mi amor, quiero presentarte a alguien. Lu, el es Carlos, nuestro nuevo robot; Carlos ella es Lucía, mi mujer.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>-Es un gusto conocerla, señora. El señor me habló mucho sobre usted.<o:p></o:p></span></p><div style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"></div><p class="MsoNormal" style="COLOR: rgb(255,102,0); TEXT-ALIGN: justify"><span lang="ES-CL"><span style="font-size:0;"></span>Los segundos siguientes fueron eternos para Alan, quién veía pasar la eternidad ante sus ojos. ¿Cómo iba a reaccionar su mujer?</span><span lang="ES-CL"><o:p></p></o:p></span><br /><br /><iframe src="http://www.dPolls.com/DisplayCustPoll.aspx?PollID=27931" frameborder="0" width="250" scrolling="no" height="150"></iframe><br /><div style="WIDTH: 250px; TEXT-ALIGN: center"><a title="Create polls and vote for free. dPolls.com" href="http://www.dpolls.com/" target="_blank"><img alt="Create polls and vote for free. dPolls.com" src="http://www.dpolls.com/dPollsLink.aspx" border="0" /></a></div>Daniel Leal Arancibiahttp://www.blogger.com/profile/13729654497620784329noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-194232799679013943.post-77940970116107325802007-05-17T23:03:00.000-04:002007-05-17T23:23:02.963-04:00Presentando a Kamken (un grato paréntesis)<div style="text-align: justify;"><span style="color: rgb(204, 102, 0);">Gracias a todos quienes disfrutan con esta esta página y aportan eligiendo su opción preferida Hace bastante más de un mes que publiqué el segundo capítulo del Dilema Positrónico y sé que muchos estarán ansiosos por leer lo que sigue. Así que parto con pedir las disculpas del caso por mantenerlos en ascuas y la razón es que, por estar estudiando para mi examen de grado, se me hace un poco difícil encontrar un tiempo para escribir. Sin embargo voy a hacer lo posible por continuar durante estos días y publicar antes de que termine el fin de semana largo. </span><br /><br /><span style="color: rgb(204, 102, 0);">Y mientras eso pasa, les quiero presentar a la banda chilena Kamken y el video del primer single de su nuevo album, "Disco Vital", titulado Primitivo Afecto.</span><br /></div><br /><object width="425" height="350"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/2Us9GcGXqMQ"></param><param name="wmode" value="transparent"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/2Us9GcGXqMQ" type="application/x-shockwave-flash" wmode="transparent" width="425" height="350"></embed></object><br /><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: rgb(204, 102, 0);">Este es el tercer disco de esta banda de rock progresivo y, según las mismas palabras de su bajista y vocalista, Miguel Torreblanca, es de gusto más masivo que sus anteriores placas. </span><br /><span style="color: rgb(204, 102, 0);">Kamken va a realizar el lanzamiento de este nuevo album en las siguientes fechas:</span><br /></div><br /><div align="center"><strong>1er lanzamiento: viernes 15 de junio<br />ex-teatro U. ARCIS / actual café del teatro<br /><span style="color: rgb(255, 153, 0);">metro santa ana</span> (agustinas/norte sur)<br /></strong><strong>entrada: $2.500 - 22.30hrs</strong></div> <div align="center"><strong>---<br /></strong><strong>2do lanzamiento confirmado!!!<br /></strong><strong>jueves 12 de julio en el living (cine arte alameda)<br /></strong><strong>Alameda 139 - Santiago / <span style="color: rgb(0, 153, 0);">Metro Baquedano<br /></span></strong><strong>entrada: $2.000 - 22.30hrs</strong></div><br /><span style="color: rgb(204, 102, 0);">Para mayor información, visiten la página</span> http://www.kamken.cl/<br /><span style="color: rgb(204, 102, 0);">También pueden ver otros videos en:</span> http://www.youtube.com/results?search_query=kamken&search=SearchDaniel Leal Arancibiahttp://www.blogger.com/profile/13729654497620784329noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-194232799679013943.post-13025993229453070122007-04-09T23:44:00.001-04:002008-04-15T00:08:10.185-04:00Un dilema positrónico... a la chilena (Cap. 2)<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEje7wMWHMzu1Z6HJFIIomuYBM-LQwhUAEGP4YzAe7xSoTZFaBdx5vC05UhcsQNuglD9xOOvr-AMbJt-BVemUSEfYNMK8G2uklobPNlPp5Zyld3qnnrNyb4kFQCC_IkTvIvWWZA07W130iS3/s1600-h/Lleis.jpg"><span style="color:#ff9900;"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5051640691962983058" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEje7wMWHMzu1Z6HJFIIomuYBM-LQwhUAEGP4YzAe7xSoTZFaBdx5vC05UhcsQNuglD9xOOvr-AMbJt-BVemUSEfYNMK8G2uklobPNlPp5Zyld3qnnrNyb4kFQCC_IkTvIvWWZA07W130iS3/s320/Lleis.jpg" border="0" /></span></a><span style="color:#ff9900;"> </span><span style="color:#cc6600;">Gracias a todos los que han participado con sus cometarios y con sus votos, haciendo posible que este experimento siga adelante. Es un agrado para mi saber que quiénes siguen esta historia la están disfrutando y espero que sigan gozando con ella. Pero el piloto ya terminó y ahora es tiempo de avanzar en serio, así que los invito a seguir participando.</span></div><div align="justify"><span style="color:#cc6600;"></span></div><ul><li><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#ff0000;">No es tan sencillo tener un robot</span></div></li></ul><div align="justify"><span style="font-size:130%;color:#cc6600;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#ff9900;"><span style="color:#cc6600;"><span style="font-size:130%;">A</span>lan no lo pensó ni por un instante, quería ver a su robot funcionando ya.<br />-Armado y funcionando –le contestó a Walsh, a quién la decisión le parecía un poco extraña. Pero, en fin, allá él. El cliente siempre tiene la razón.<br />Un técnico acudió presuroso al llamado del agente de ventas y procedió al armado del robot. Alan miraba fascinado como iba encajando cada parte del cuerpo metálico en su lugar. No era difícil de hacer, incluso él mismo podría haberlo armado, pero ya había tomado su decisión. Y no se arrepentía de ello.<br />-It’s ready –dijo el técnico.<br />-Thank you, Carl –contestó Walsh al tiempo que el técnico se retiraba. –Su robot ya está armado, mr. Sólo falta activarlo.<br />Alan no esperó más y, siguiendo las instrucciones del agente de ventas, activó el switch ubicado en la nuca del robot, haciendo que éste cobrara vida.<br />-Hello, sir. My serial number is CRL-102.<br />-¿No puede decirlo en español? –preguntó Alan.<br />-Solo déle una orden precisa –respondió Walsh.<br />Alan, dubitativo, se dirigió al robot y le dijo con voz de dudosa autoridad:<br />-Repite eso en español…, por favor.<br />-Hola, señor. Mi número de serie el CRL-102. ¿Puedo servirle en algo?<br />Alan no podía ocultar su cara de felicidad al escuchar la voz metálica del robot hablándole directamente a él.<br />-Una última recomendación. El robot obedecerá mejor una orden mientras más precisa y con mayor autoridad sea dada. Eso evitará conflictos con la 2ª ley de la robótica.<br />-Muchas gracias por todo, señor Walsh.<br />-Espero que su robot le sea de utilidad. Recuerde que dentro de dos años uno de nuestros técnicos lo visitará para hacerle la mantención.<br />Walsh acompañó a Alan de vuelta al automóvil que los había llevado hasta la fábrica y lo vio partir junto a su nuevo robot. Una hora y media más tarde, Alan estaba de vuelta en el hotel. El automóvil se estacionó frente a la entrada del hotel y, antes de que el robot pudiera bajar, un botones salió presuroso a su encuentro.<br />-Señor –dijo en su imperfecto español-, el hotel ofrece estacionamiento bajo tierra para que pueda…<br />Mientras el botones encontraba la palabra adecuada para convencer a Alan, el robot se percató del dilema que lo aquejaba.<br />-Señor, me parece que a estas personas les incomoda mi presencia. Le sugiero que acepte su ofrecimiento. Le ahorrará muchos problemas.<br />De mala gana, Alan volvió a subir al automóvil, el que lo dejó junto al robot en el estacionamiento subterráneo. El botones se apresuró para recibirlos y los acompañó hasta el ascensor para evitar que el robot se paseara por el vestíbulo.<br />Una vez en la habitación, el botones, de manera muy amable, le pidió a Alan que no llevara al robot fuera de la habitación para no incomodar al resto de los pasajeros. Y como Alan no quería separarse del él, tuvo que hacer un gasto adicional y conformarse con el servicio a la habitación. Así sus últimas horas en Estados Unidos las pasó encerrado en el hotel junto a su nuevo robot.<br />-¿Qué cosas puedes hacer, CRL? –le preguntó para romper el hielo.<br />-Básicamente, labores domésticas. Sin embargo, estoy programado para aprender a realizar nuevas tareas, en la medida que usted así lo requiera y siempre que éstas no sea muy complejas.<br />-Excelente, CRL. ¿Debo llamarte CRL o tienes un nombre más sencillo?<br />-Eso depende de usted, señor. Usted decide como llamarme.<br />-Mmm, es verdad. Haber, tu serie es CRL. ¿Cómo se llamaba el técnico que te armó?<br />-Carl, señor.<br />-Carl. Mmm. No, es un nombre gringo. Tú vas a ser Carlos.<br />-¿Carlos, señor?<br />-Que, ¿no te gusta?<br />-Sólo estoy programado para obedecer, no para que algo me guste o no.<br />-Tienes razón. Si no te gusta, no me importa. Tú ahora te llamas Carlos.<br />Alan se comportaba como un niño pequeño con el robot y todavía no se acostumbraba a darle órdenes. A menudo le hablaba en tono solícito y, cuando necesitaba algo de él, se lo pedía amablemente. Su falta de carácter y autoridad hacía que al robot le costara trabajo funcionar de forma adecuada y responder a los requerimientos de su dueño.<br />-Bueno, Carlos, es hora de dormir. Mañana volveremos a casa.<br />-Yo no necesito dormir, señor.<br />-Bueno, entonces has lo que se supone que hace un robot por la noche.<br />Cuando despertó al día siguiente, Alan vio al robot parado en el mismo lugar y en la misma posición en la que se encontraba la noche anterior.<br />-Buenos días, señor. ¿Ha dormido bien?<br />-Sí, muy bien, gracias. ¿Y tú? –respondió aún soñoliento.<br />-No, señor, no he dormido.<br />-De veras que tú no duermes. ¿Y qué hiciste durante la noche?<br />-Nada, señor, sólo esperar que despertara.<br />Alan se sintió ridículo haciéndole esas preguntas al robot, sobretodo si ya le había dicho que no necesitaba dormir. De mala gana le pidió que le ayudara a hacer sus maletas, mientras pedía que le llevaran el desayuno.<br />Más tarde, siguiendo el mismo procedimiento que el día anterior, Alan abandonó el hotel, tomando todas las medidas para que el robot no pasara por el vestíbulo, con dirección al aeropuerto. Estaba ansioso por estar de vuelta en Chile y mostrar su nueva adquisición.<br />Una vez en el aeropuerto de Dulles, y captando todas las miradas de la gente, Alan se dirigió al puesto de su aerolínea para chequear su pasaje, acompañado por Carlos. Al llegar su turno, Alan entregó dos pasajes a la funcionaria de la línea aérea.<br />-¿Quién es su acompañante, señor? –preguntó la funcionaria.<br />Alan la miró con extrañeza y luego miró al robot.<br />-Con él, por supuesto –dijo señalándolo.<br />-Discúlpeme, señor, pero me temo que no podrá viajar con “eso” en la cabina.<br />-“Eso”, como usted le dice, es un robot y su nombre es Carlos.<br />-Por supuesto, señor, pero debe viajar en el compartimiento de carga.<br />-Pero cómo, si yo compré un pasaje para él. En la fábrica me dijeron que no había problemas, no existe política que prohíba viajar con un robot.<br />-Lo siento mucho, pero la cabina es sólo para personas, seres humanos. El robot es un objeto y, por lo tanto, debe viajar con el resto de la carga.<br />Alan se estaba exasperando ante la terquedad de la funcionaria y se comenzó a armar un tumulto alrededor con la gente que esperaba en la fila para chequearse.<br />-¡Señorita, quiero hablar con su supervisor! –exclamó Alan ofuscado.<br />El robot, que hasta ese momento se había mantenido al margen de la discusión, se dirigió a la funcionaria y le dijo:<br />-Disculpe, señorita, pero según las normas internacionales de aviación, una persona puede viajar acompañado por un robot cuando su seguridad así lo requiera. Yo, por mi parte, si no viajo junto a mi dueño, me vería impedido de cumplir mi deber de resguardad su integridad a bordo del avión, lo que produciría un grave conflicto en mi cerebro positrónico, lo que llevaría irremediablemente a mi desactivación permanente. Eso causaría un grave perjuicio económico a mi dueño, pues perdería una inversión de US$40.000 por un robot nuevo. La aerolínea para la que trabaja se vería enfrentada a acciones legales y usted, por supuesto, sería despedida. Eso le causaría a usted un daño y yo debo evitarlo. Por eso le recomiendo que me permita viajar junto al señor.<br />Alan no sabía a qué se refería el robot con resguarda su seguridad, pero prefirió guardar silencio. La funcionaria, por su parte, se quedó de una pieza, completamente helada. El razonamiento del robot la había puesto en un aprieto, pero peor aún, le había hablado a ella directamente. Bajó la mirada y tecleó algunas cosas en su computador, intentando ganar algo de tiempo para reflexionar sobre las palabras del robot. No sabía si llamar a su supervisor o simplemente entregarle a Alan sus pasajes y dejar que se fuera de una buena vez.</span><br /><br /></span><iframe src="http://www.dPolls.com/DisplayPoll.aspx?PollID=21530" frameborder="0" width="250" scrolling="no" height="150"></iframe><br /><a title="Create polls and vote for free. dPolls.com" href="http://www.dpolls.com/" target="_blank"><img alt="Create polls and vote for free. dPolls.com" src="http://www.dpolls.com/dPollsLink.aspx" border="0" /></a> </div>Daniel Leal Arancibiahttp://www.blogger.com/profile/13729654497620784329noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-194232799679013943.post-37010562703168107012007-03-20T14:12:00.001-04:002008-04-15T00:07:44.683-04:00Un dilema positrónico... a la chilena (Cap. 1)<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwDUDEj0qJNQo8yPYQKONmPPhdMqHoqWGfd9xVh4ZvO-rISlwZr74Q4K3ebY317J1-75uRS7sjPsm-BmOT4HCIL7JiVQv3n2HJZ7i3u19HvY8lyMbvwvMhpi-AFDTg2QabD37O00C2Ntfs/s1600-h/AsimovGiskard.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5044100926444878866" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwDUDEj0qJNQo8yPYQKONmPPhdMqHoqWGfd9xVh4ZvO-rISlwZr74Q4K3ebY317J1-75uRS7sjPsm-BmOT4HCIL7JiVQv3n2HJZ7i3u19HvY8lyMbvwvMhpi-AFDTg2QabD37O00C2Ntfs/s320/AsimovGiskard.jpg" border="0" /></a><span style="color:#cc6600;"> Durante el vuelo, Alan se sentía muy satisfecho, pues estaba haciendo realidad el gran capricho de su vida. Realmente estaba disfrutando del viaje, mientras observaba en su notebook abierto el catálogo que le habían enviado una par de semanas antes por correo. Y no lo pensó dos veces antes de iniciar su viaje.<br />-¡Para qué quieres una porquería como esa! –le había reprochado su mujer.<br />-¿Y pa qué vai a ir si te lo pueden mandar desde la fábrica? –le había dicho un amigo.<br />Es que ellos no entendían. No sólo era la oportunidad que tenía de adquirir el objeto que más había anhelado desde pequeño, sino que también de conocer la fábrica misma donde se producía.<br />Por eso había decidido viajar cuanto antes a Estados Unidos.<br />-¿Y por qué no eliges uno japonés, mejor? Ellos saben más de estas cosas que los gringos –había intentado convencerle el mismo amigo.<br />Pero no, Alan quería uno fabricado por la U.S. Robots and Mechanical Men Inc. por dos motivos: le ofrecían una visita guiada por la fábrica y, más importante aún, el robot que iba a adquirir podía ser programado para entender y hablar en español.<br />El avión se posó suavemente sobre la pista de aterrizaje del Aeropuerto Internacional de Dulles en Washington, donde le esperaba el agente de ventas de la U.S. Robots que se encargaría de su visita a la fábrica y de su estadía en Estados Unidos.<br />-Buenas tardes –saludó el agente de ventas quién lo esperaba a la salida de los trámites de extranjería.<br />Su español era bastante decente, lo que evidenciaba lo importante que eran para la Compañía sus clientes.<br />-Soy Walsh, agente de ventas de U.S. Robotics and Mechanical Men, y le doy la bienvenida a los Estados Unidos. ¿Tuvo usted un buen viaje?<br />-Así es, muchas gracias.<br />-Yo le acompañaré durante su estancia aquí. Trataré de hacer lo posible porque sea placentera para usted.<br />-Muchas gracias. Me gustaría darme un baño, si fuera posible.<br />-Por supuesto, lo llevaré a su hotel.<br />A las puertas del Aeropuerto los esperaba un elegante automóvil que, cómo Alan descubriría en unos instantes, no tenía chofer.<br />-El coche posee un cerebro positrónico, por lo que no necesita de chofer –le aclaró Walsh.<br />Alan estaba impresionado. Nunca había visto nada similar. De hecho, lo más cerca que había estado de un robot, fue durante una visita al mineral de El Teniente, donde gran parte del trabajo dentro de la mina era realizado por robots especializados. Pero aún así, pese a su escaso conocimiento, adoraba a los robots. Y eso lo hacía ser un bicho raro, pues a la mayoría de la gente no le gustaba que “esos aparatos” anduvieran cerca, mezclándose entre los humanos. Entre ellos estaba su mujer, que había puesto el grito en el cielo cuando Alan le contó que por fin iba a comprar uno. Ella sabía que él siempre había soñado con tener uno, pero siempre lo vio como un sueño loco nada más. Además, Alan nunca tendría el dinero para costearlo. Pero se equivocó. Ahora tendría que luchar por revertir su complejo de Frankenstein o simplemente abandonar a su marido.<br />Pero eso por ahora a Alan no le preocupaba. Estaba disfrutando mucho su estancia y lo mejor vendría al día siguiente, cuando por fin visitaría la fábrica y compraría su robot.<br />El día de la visita, Alan parecía un niño pequeño dentro de una chocolatería, desde que fue atendido por un robot en la recepción, hasta salir de la línea de ensamblaje. Allí lo esperaba Walsh, con una gran sonrisa, junto a la línea de robots domésticos de la Compañía. Alan no necesitaba ver nada, él ya tenía claro cual iba a comprar, pero igual agradecía poder ver al resto de sus opciones en persona.<br />-Señor, este es el modelo CRL para aplicaciones domésticas.<br />-Lo llevo –dijo Alan sin mayor elegancia. Walsh lo condujo a una oficina, lugar donde firmarían el contrato, el que incluía la mantención bianual del robot de por vida. Alan pagó en efectivo los cuarenta mil dólares que costaba el modelo y Walsh le ofreció la opción de llevárselo montado y funcionando o embalado en una caja.</span></div><div align="justify"><span style="color:#cc6600;">...</span></div><div align="justify"><span style="color:#cc6600;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#cc6600;"><em>Ahora será el lector quién decida el curso de la historia eligiendo su opción en la encuesta que se encuentra a continuación, la que estará abierta por dos semanas como mínimo. Cualquier comentario, crítica (respetuosa y constructiva por supuesto) o saludo, pueden postear.</em></span></div><br /><br /><iframe src="http://www.dPolls.com/DisplayPoll.aspx?PollID=19699" frameborder="0" width="250" scrolling="no" height="150"></iframe><br /><a title="Create polls and vote for free. dPolls.com" href="http://www.dpolls.com/" target="_blank"><img alt="Create polls and vote for free. dPolls.com" src="http://www.dpolls.com/dPollsLink.aspx" border="0" /></a>Daniel Leal Arancibiahttp://www.blogger.com/profile/13729654497620784329noreply@blogger.com8